abril 9, 2010
Así lo afirmó Eduard Tolosa, jefe del servicio de Neurología del Hospital Clínico de Barcelona con motivo del Día Mundial de esta enfermedad, que se conmemora el 11 de abril.
En un encuentro con la prensa, Tolosa explicó que un estudio hecho por la unidad de sueño de ese hospital con 43 personas con trastornos del sueño en la fase REM reveló que el 30 por ciento de ellas había desarrollado al cabo de tres años la enfermedad.
Para este neurólogo, el insomnio, las pesadillas y otros síntomas como el estreñimiento y la disfunción eréctil pueden servir para hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad hasta diez años antes de que se manifiesten los temblores y también para iniciar el tratamiento de forma precoz y dar más calidad de vida al paciente.
Tolosa reclamó además terapias complementarias como psicoterapia, fisioterapia y logopedia, que actualmente no se ofrecen a estas personas y que sirven para mejorar el día a día de los enfermos.
Se estima que en España unas 100.000 personas sufren parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente entre las personas de más de 65 años, un trastorno degenerativo y lentamente progresivo del sistema nervioso que se caracteriza por temblores, lentitud en la iniciación de movimientos y rigidez muscular.
También se remarcó que aunque esta enfermedad tiene especial incidencia durante la tercera edad, hasta un 20 por ciento de los pacientes se diagnostican antes de los 40 años.
Eduard Tolosa recordó que actualmente hay estudios para mejorar el diagnóstico premotor e instaurar un tratamiento precoz antes de que aparezcan los síntomas motores.
La genética juega un papel fundamental en la lucha contra la enfermedad, ya que se estima que en el 30 por ciento de los enfermos tiene un origen genético, cifra que llega al 50 por ciento en el caso de los jóvenes.
Puntualizó, sin embargo, que todavía se desconocen muchos aspectos de la enfermedad y no se descarta que pueda tener incluso un origen infeccioso en los priones, con estudios ya en marcha que investigan en esta dirección.
Respecto a los tratamientos actuales, Tolosa reconoció que en los últimos diez años ha habido pocos adelantos porque los estudios se han centrado en la dopamina, y no existe ningún modelo animal con Parkinson con el que se pueda trabajar. Los únicos que hay se hacen con ratones a los que se inyecta una toxina que provoca síntomas similares, pero no idénticos.
(Efe)
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